El momento del cobro suele ser un alivio, pero para llegar a el, a veces se convierte en un largo recorrido. Para hacer un cobro lo primero que debes saber es cuánto vas a cobrar y para ello te va tocar hacer algunas cuentas.
El valorar un producto suele ser algo más fácil que valorar un servicio.
Para poner precio a un producto, basta con conocer tus costes de producción y sumarle un margen que esté dentro del mercado. Puedes añadirle más factores, pero en esencia es:
COSTE + MARGEN = PRECIO
¿Qué pasa cuando tengo que poner precio a mis servicios?
Ahí la cosa se complica, ya que el cliente no tiene la sensación de estar recibiendo nada. Es algo psicologico pero como en la mano no se llevan nada, le cuesta comprender por qué está pagando.
Estratégias para establecer tus tarifas.
COPIAR:
Esta es una de las técnicas más utilizada, que no significa que sea recomendable. Los negocios miran a sus principales competidores y en base a ello se fijan sus propios precios.
Este es una estrategia errónea, no puedes establecer basándote en tu competencia, porque desconoces sus cuentas. No tiene los mismos gastos un competidor que tiene su negocio en propiedad que tú, que tienes que pagar todos los meses una hipoteca o un alquiler.
POR HORAS:
Siempre recomendamos que conozcáis cuál es el precio/hora que debes cobrar cuando realizas tus servicios. Hay algunas herramientas online como “calculadorafrela” que te pueden ayudar a establecer tus precio/hora.
No olvides tener en cuenta todos los gastos indirectos que te pueda ocasionar tu actividad profesional.
Este sistema de cotización es algo impreciso. hay estudios que aseguran que sólo se factura el 40% de las horas dedicadas a un proyecto. Si pierdes el 60% de tu tiempo a tu negocio le va a costar mucho tener beneficios.
POR VALOR:
Cuando el cliente llama a tu puerta y decide contratarte como profesional, se crea un vínculo. Él tiene un problema y tu le aportas la solución.
Cuando más especializado estés mayor será el valor que le aportes al cliente. Ten en cuenta tu experiencia y el valor de tus propuestas para definir el precio de tus servicios.
Siempre nos gusta decir aquello de ¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por un vaso de agua? Poco, verdad?
¿Qué valdría ese mismo vaso de agua si estás sediento en el desierto?
Si tu solución le aporta un gran valor al cliente debes cotizar tu tiempo, no el tiempo empleado en hacerlo, sino el tiempo y el sacrificio que te ha supuesto conocer dicha solución.
Espero que estas líneas te ayuden a comprender mejor cómo debes cobrar tu trabajo y cúal es la tarifa justa que debes presentar a tus clientes